Al fin llega uno de los grandes momentos que todos estabais esperando (decid que sí, cabrones), la trilogía de la Semana Santa Makoki 2013, que no es moco de pavo ni de Orpi tirado contra una nevera tampoco.
En esta trilogía
encontraréis todo lo que esperáis antes de leerla: desenfreno, locura, música
mala, psicodelia, psicotrópicos en forma de botellas de 4 euros y sin
dosificador pero también encontraréis la aparición de un elemento que no es muy
bienvenido en el Makoki pero que nos conquistó… El agua.
Pero empecemos por el
principio, que esto no es Magnolia (disculpad por los spoilers)
La Semana Santa Makoki se
abría cargada de actos que se iban a desarrollar en los 10 días siguientes:
Matanzas, rodaje, postureo vario, una comida de la que no sabíamos nada de
nada, nuestra primera Asamblea, torneo de fútbol… Como ya podéis imaginar no se
pudieron cumplir todas las expectativas que nos habíamos marcado…
El desfase empezó light,
por lo visto la gente no confiaba en sus posibilidades de salir dos días
seguidos (y así queremos ser la Peña cool del Burgo?) y el viernes tan sólo el
Partido Irreductible aguantó, eso sí bajo mínimos. El sábado había cita
importante: el Makoki se iba de Matanzas, con todo lo que eso significa (y más
si el Huevo está presente)… pañuelos en la cabeza, rancheras, botella de vino
va y viene, la Torre de mi Pueblo, orujo va y viene, Ay San Roque, Ana nos saca
el Koolroff negro… y así hasta que llegamos volando al Palacio del Virrey para
bailar 5 veces alguna canción del estilo “Danza Kuduro” ( o era otra) y para
que Edu ejecutara sus dotes de fotógrafo para disgusto de algunos componentes
de este nuestro garito. Entre cubata y cubata una melodía nos iba asaltando la
cabeza… no era otra que el mix Bad Romance-Ay San Roque con el que nos deleitó
Óscar en la 2000 con su gaita al puro estilo Carlos Núñez para estupor de los
visitantes que no sabían si habían llegado a tierras sorianas o se encontraban
en las Islas Shetland (y suerte que ese día no llovió como si hizo el resto de
la semana)…
Del resto de la noche
poco que contar, no porque no estuviese bien si no porque quien escribe estas líneas
no se acuerda de la mayoría de cosas… Por lo visto un par de gafas puta, una
servilleta en la cabeza en pro de la concentración de buenas vibraciones, mucho
chapapote, perreo y vete a saber que más… Ah sí, la visita del Oso madrileño!
Al día siguiente con la
mejor de nuestras resacas buscamos un plan que nos reconciliara con la
naturaleza y que mejor lugar que uno plagado de boñigas y árboles antiguos como
el tabardo, el “Sabinar de Calatañazor”… La verdad que no nos dio tiempo a
andar mucho por culpa de la lluvia y nos fuimos a llevar la contracultura y el
turrón a Calatañazor y creemos que lo que se hizo, se hizo realmente bien
llegando al punto álgido del “Baile del Pollo frito” en un contenedor de obra…
No daremos más detalles pero una recomendación si visitáis esta preciosa
localidad, en la Iglesia hay aparcado un coche azul precioso.
De vuelta al Burgo
conocimos que no a todo el mundo le había tocado la suerte genética y que
algunos si fuesen putas se hubieran follado a todo cristi… He dicho follar? De
eso hablaremos en el episodio 2…
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