jueves, 4 de abril de 2013

Qué noche la de aquel marzo! (Trilogía Semana Santa 2013: Episodio I)


Al fin llega uno de los grandes momentos que todos estabais esperando (decid que sí, cabrones), la trilogía de la Semana Santa Makoki 2013, que no es moco de pavo ni de Orpi tirado contra una nevera tampoco.
En esta trilogía encontraréis todo lo que esperáis antes de leerla: desenfreno, locura, música mala, psicodelia, psicotrópicos en forma de botellas de 4 euros y sin dosificador pero también encontraréis la aparición de un elemento que no es muy bienvenido en el Makoki pero que nos conquistó… El agua.

Pero empecemos por el principio, que esto no es Magnolia (disculpad por los spoilers)

La Semana Santa Makoki se abría cargada de actos que se iban a desarrollar en los 10 días siguientes: Matanzas, rodaje, postureo vario, una comida de la que no sabíamos nada de nada, nuestra primera Asamblea, torneo de fútbol… Como ya podéis imaginar no se pudieron cumplir todas las expectativas que nos habíamos marcado…

El desfase empezó light, por lo visto la gente no confiaba en sus posibilidades de salir dos días seguidos (y así queremos ser la Peña cool del Burgo?) y el viernes tan sólo el Partido Irreductible aguantó, eso sí bajo mínimos. El sábado había cita importante: el Makoki se iba de Matanzas, con todo lo que eso significa (y más si el Huevo está presente)… pañuelos en la cabeza, rancheras, botella de vino va y viene, la Torre de mi Pueblo, orujo va y viene, Ay San Roque, Ana nos saca el Koolroff negro… y así hasta que llegamos volando al Palacio del Virrey para bailar 5 veces alguna canción del estilo “Danza Kuduro” ( o era otra) y para que Edu ejecutara sus dotes de fotógrafo para disgusto de algunos componentes de este nuestro garito. Entre cubata y cubata una melodía nos iba asaltando la cabeza… no era otra que el mix Bad Romance-Ay San Roque con el que nos deleitó Óscar en la 2000 con su gaita al puro estilo Carlos Núñez para estupor de los visitantes que no sabían si habían llegado a tierras sorianas o se encontraban en las Islas Shetland (y suerte que ese día no llovió como si hizo el resto de la semana)…
 
Del resto de la noche poco que contar, no porque no estuviese bien si no porque quien escribe estas líneas no se acuerda de la mayoría de cosas… Por lo visto un par de gafas puta, una servilleta en la cabeza en pro de la concentración de buenas vibraciones, mucho chapapote, perreo y vete a saber que más… Ah sí, la visita del Oso madrileño!

Al día siguiente con la mejor de nuestras resacas buscamos un plan que nos reconciliara con la naturaleza y que mejor lugar que uno plagado de boñigas y árboles antiguos como el tabardo, el “Sabinar de Calatañazor”… La verdad que no nos dio tiempo a andar mucho por culpa de la lluvia y nos fuimos a llevar la contracultura y el turrón a Calatañazor y creemos que lo que se hizo, se hizo realmente bien llegando al punto álgido del “Baile del Pollo frito” en un contenedor de obra… No daremos más detalles pero una recomendación si visitáis esta preciosa localidad, en la Iglesia hay aparcado un coche azul precioso.
De vuelta al Burgo conocimos que no a todo el mundo le había tocado la suerte genética y que algunos si fuesen putas se hubieran follado a todo cristi… He dicho follar? De eso hablaremos en el episodio 2…

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