Esta es una historia triste, que narra un hundimiento y donde por tanto el agua juega un papel importante. Y no es el Titanic. Estáis a punto de disfrutar de la narración de la historia más importante que ha pasado en el garito Makoki en 11 años de historia... el hecho que ha podido marcar un antes y un después.
Todo pintaba bien aquel viernes santo en que la procesión iba por dentro y donde nos preparábamos para vivir otra noche memorable después de las 2 noches memorables anteriores. Y pasar a la memoria pasó, pero por cuestiones que se escapan de nuestras manos. La noche transcurría con la normalidad que puede transcurrir una noche grande en el Makoki: alcohol barato y caro mezclado, música de dudos gusto mezclada con musicón, risas, meditación y todo aquello que se le puede pedir a un grupo de transtornados como este. Sin embargo hubo un momento en el que vimos que aquella noche podía ser diferente... Una persona vino con un mensaje del futuro que nosotros no supimos leer. Bifrutis "el Pescador" se hizo persona de carne y hueso llamada Roberto y apellidada Guerrero y presentó sus credenciales a ser el eje central sobre el que giraría la noche de ese viernes santo.
Hacia las 3 de la mañana como aquel que avistó el Iceberg alguién dijo que parecía que había mucho charco en el extremo de las cocheras. Nuestro experto en hidrografía (y en todo lo que haga falta además de Zar de la Vega) Jesús Jerónimo se acercó y con tan sólo una pequeña inspección con gintonic en la mano nos confirmó que no nos preocuparamos que el agua no llegaría nunca a la cochera... A los 5 minutos el mago del Torrezno (Daniel Beleca, al cual aprovechamos para felicitar) nos confirmaba que fuera del garito había un charco de las proporciones del Mar Caspio... Estos malos presagios no fueron suficientes para cortar la fiesta que había montada ahí abajo. Como el Capitán Smith, nosotros también creíamos que ni Budha podría hundir el Makoki. Pero no fué así.
Mientras sonaba la canción que ha marcado esta Semana Santa ("Tu Cuerpo") el agua penetró en un garito que olía a cafutazo y en cuyo suelo había un palmo de lodo antes de que entrara el lodo de fuera. La gente reaccionó de diferentes maneras: algunos presa del pánico por la pérdida de sus botellas, el Huevo diciendo que no pasaba nada y que el agua no llegaría, Bifrutis pues imaginaros... La evacuación fué todo lo ordenada posible ("Botellas y niños primero") y poco más, con lágrimas en los ojos nos despedimos de aquel garito que veía el agua de año en año y que ahora sería ocupado por las truchas arco iris (punto este que generó mucha mofa por parte de aquellos amantes del humor negro...
A las 8 de la mañana la Junta Directiva, en un esfuerzo sobrehumano fué a hacer acto de presencia y unas fotos con los soteños compungidos que había en el embarcadero del Burgo... Nada volverá a ser lo mismo después de aquel barrazo que nos dejó los corazones inundados de lágrimas y estupor
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